Tokio, Día 1

Estoy donde quiero estar. Aunque un poco desorientada, decididamente no cambiaría nada de lo que estoy viviendo. Este primer día con sueño, dolor de cabeza, pero conociendo a muchas personas amables. La residencia está bien, es antigua y las habitaciones son pequeñas pero no me encuentro en uno de esos sitios para turistas. La cama es un tatami sobre el que se sitúa el futón. Jajajaj a penas entramos las maletas y yo. (Suerte el ser pequeñita). Mis compañeros de residencia se esfuerzan por comprenderme, me hablan en japonés e inglés indistintamente. Hemos ido a jugar al fútbol. Es fácil relacionarse con la gente aquí. Su empeño y el mío hacen que resulte sencillo comunicarse, entenders y reírse.
La primera impresión. Un aeropuerto ordenado, silencioso, tranquilo. Todo está en su lugar. Hasta hay una persona colocando las maletas que salen de la cinta. El hombre que ha venido a recogerme al aeropuerto no podía ser más correcto y a la vez encantador. Una reverencia, "encantado" "igualmente" y ya está. El disfruta de conducir mientras yo disfruto de la vista. Ningún intento de visita guiada o conversación tonta. Es consciente de que tras 17 horas de viaje no me apetece que me den una charla monumental de la que no comprenderé apenas nada.
Todo suena a conocido y a extraño. Es algo irónico. Mágico. Es Tokio, el lugar al que quería llegar; el lugar en el que estoy. Por cierto, mañana seguro que tengo alguna aventura que contaros porque....todavía no ubico el centro de estudios ;)
Buenas noches, que aquí ya es hora de dormir. Hasta mañana.
RCS
Pd: de verdad que los japoneses son otro tipo de personas. He entrado al comedor, tímida, y me he despedido con un "Minna san oyasuminasai" (os deseo buenas noches a todos), no ha habido ni uno que no me devolviese el gesto. Ni uno solo. Me tienen enamorada :D